UNA NUEVA FIESTA CORAL EN 30 DE AGOSTO: MÚSICA, ENCUENTRO Y COMUNIDAD
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Con la premisa de que “Quien canta, sus males espanta”, se llevó a cabo el sábado 10 de mayo, en las instalaciones del Centro Social y Cultural Jorge Barracchia de Treinta de Agosto, una nueva fiesta del canto: el Encuentro Coral organizado por el Coro Polifónico Municipal Nacer Vocal.
En esta oportunidad, la velada fue compartida con Analía Orbegozo, quien actualmente está a cargo del Taller de Canto Municipal de 30 de Agosto. Junto a sus alumnos, matizaron la noche con canciones del repertorio latinoamericano. También acompañó José Luis Villaro, director del Coro Municipal Renacer de la localidad de Pellegrini, quienes interpretaron un variado repertorio. Por último, se presentó Daniel González, director del Coro Blas Gómez de la localidad de Rivadavia, con un repertorio de música popular. El broche de oro fue la interpretación en Masa coral de la canción Te quiero, de Favero y Benedetti.
El repertorio abordado por el Coro Nacer Vocal incluyó, en primer lugar, Brisa, canción de Pablo Coronel; continuó con Brindis (Afo Verde), Rumi Canchi (Piedra soy) de Peteco Carabajal, En el país de la libertad de León Gieco y cerró su presentación con Doña Ubenza, de Chacho Echenique.
Cantar en un coro puede tener un significado profundo y multifacético para una persona. Más allá de la actividad musical en sí misma, se trata de una vivencia humana rica, que toca múltiples dimensiones de nuestra existencia: lo emocional, lo social y lo espiritual.
En tiempos donde el individualismo parece imponerse, el canto coral propone un camino distinto. En el coro, cada voz es importante, pero ninguna se impone sobre las demás. Se canta con otros, no contra otros. Se escucha, se acompaña, se armoniza. La experiencia de pertenecer a un grupo donde todos aportan lo mejor de sí para lograr un resultado común es, en sí misma, profundamente transformadora.
Por último, el canto coral es también una forma de preservar y transmitir cultura. Cada obra interpretada es portadora de historia, de identidad, de valores. A través de los coros, circulan idiomas, tradiciones, compositores y estilos que de otro modo podrían perderse.
Cantar juntos es también recordar juntos.
En definitiva, participar de un coro es mucho más que hacer música. Es habitar un espacio de encuentro, de construcción colectiva, de sensibilidad compartida. Es, en cierta forma, una manera de hacer comunidad a través del arte.
No quiero culminar esta nota sin agradecer especialmente a la delegada municipal Alicia Ramudo, quien siempre está presente en nuestras presentaciones (y quizás sea hora de que se anime a cantar), a Marcelo Pérez, que desde el área de Deportes nos ayudó con la logística, a Natalia Mansilla y Mariela Fontana por las exquisitas tortas, a Anahí Changazo, que también nos dio una mano importante en el armado del escenario, a los coreutas de todos los coros por permitir hacer música con sus voces, a los directores que nos acompañaron y al público que nos acompaña, nos acompañó y, sin duda, nos seguirá acompañando en nuevos encuentros corales en la localidad de 30 de Agosto.